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jueves, 21 de agosto de 2008

Un sueño hecho amor o un amor hecho sueño. Cap 6

Cap 6. Felicidad inesperada.

Llevaba unos cuantos días tratando de dormir el cual mi tan preciado sueño era casi imposible de lograr, como era de mi costumbre el Internet era mi único recurso de entretenimiento o algún calmante para relajarme y que pudiera conseguir mi descanso el cual no podía estar mas en lo contrario, me había conectado al tan comentado chat de la marca Windows, Messenger, no estaba nadie de mis amigos de la escuela o los amigos de mi preparatoria, no había nadie, mas que una chica que había conocido por la pagina de perfiles Hi5.

Nasha, decía su pseudónimo no podía entender la razón de su pseudónimo, pero aun así me agrado y hable con la misma.

-Hola- ella hizo el primer movimiento, hablarme.
-Hola chica ¿como estas?- le conteste antes de que ella se fuera.
-pues nada aquí de vacaciones ¿y tu?- me seguía la conversación.

Así hablando de todo y nada, una platica sin sentido en el Messenger, hasta que se me ocurrió sacar mi lado poético por que la misma chica, sabía que era aficionada a las artes escritas por lo que había leído en el perfil de la página ya antes mencionada.

Comencé a hablarle de usted y decirle dulce dama, ya que me parecía que a una mujer la que fuese necesitaba ser tratada como dama y con todo el respeto que la misma merecía.

Ella en el momento estaba de vacaciones y yo estaba confinada a mi universidad por las próximas semanas, pero se me ocurrió que el mismo sábado donde no tenía compromisos la conocería.

-Bien y que dices si nos vemos un sábado para saber al menos como eres, digo para un café o ir al cine si gustas.- le comente

Le propuse la idea a ella, la cual le fascino y acepto de inmediato, el sábado nos conoceríamos.

Citamos una hora y un lugar, la glorieta de insurgentes de zona rosa, el cual era el punto de encuentro de varias personas, un lugar perfecto para poder conocerse.

Las horas dieron su tan fatal efecto, la chica tenia que irse a dormir, y yo no quería que ella se fuese, pero lo trágico de esto era que ella estaba en la casa de sus padres de visita o eso me comentaba.

-Pues me encantaría conocer a una escritora sexy como tu- comenzaba a coquetearme de regreso.

-Podría ser tan amable de decirme su definición de sexy, por favor, por que para ser sinceras no me considero de esa manera- conteste yo.

-Pues me encantaría poder darle mi definición de sexy, pero lamentablemente me tengo que ir a dormir, así que mi escritora sexy la tengo que dejar.- dijo ella por medios de la conversación percibía que no se sentía bien al dejarme sola en la conversación, como que lamentaba un poco no poder acompañarme en la misma noche.

-Espero encontrarla de nuevo y descanse en las sutiles manos del dios del sueño Morfeo y que sea usted la mas grande realidad del mundo- le conteste deseándole las buenas noches. -duerma que los dioses sean su fantasía, que esta diosa estará soñando con una realidad como la suya –

-no si le diré, los ángeles se enojaran comigo porque ya no soñare con ellos si no con usted- ella contesto.

-Los ángeles no se enojaran ya que yo soy una creación de ellos, que de ahora en adelante la protegerá- algunas de mis palabras comenzaban a tomar posesión de mi persona, aumentándolo con esta chica llamada Naylea.

Ella se fue a dormir y yo me quede pensando en esta chica.

Naylea un nombre de una chica que, no tenia la menor idea que era lo que iba a pasar con ella en los próximos días, el sábado estaba a la vuelta de la esquina y no tenía la menor idea de lo que iba a hacer con ella si es que nos conocíamos.

Los días pasaban inmediatos y en las noches platicaba con ella aun así poético.
-…por que no elogiar la belleza de una dama que sabe apreciar las palabras de una diosa- conteste yo ya entrada en una conversación con ella en la medianoche.
-porque no apreciar las palabras de una diosa q sabe elogiar la belleza de una dama- contesto ella agraciándome la noche.

Las horas se derretían como misma cera en una vela, tan inesperado el sábado era que el mismo día llego.

Me prepare temprano a salir del departamento y estar a la hora acordada en el lugar acordado con Naylea.
Mi camino era largo pero no era un sufrimiento, la cuidad en esos momentos no era un caos total, me encamine hacia el metro toreo, llegue casi inmediatamente aun el trafico de la cuidad de México me dejaba moverme.

De nuevo estación Pino Suárez, línea rosa, se tenían las suposiciones de que la línea rosa, era para los encuentros del el ambiente lésbico gay, como saberlo con seguridad si todos mis contactos eran de ese ambiente y nunca ponían nada en claro.

La estación pino Suárez hasta insurgentes, afortunadamente el camino ya lo conocía y no tuve problemas para llegar a mi destino, Insurgentes, la glorieta.
Subí sin muchas dificultades divise de nueva cuenta la Glorieta, de nuevo el sol en mi cara, y de nuevo recordando el tan fatal día en que fue la marcha, estaba deprimida y hasta no tenia muchas ganas de conocer a esta chica, pero ya había acordado la hora y el lugar y el dejarla plantada no se me hacia muy buena onda y nunca seria capaz de hacerle eso a una dama que me había tratado tan bien en los últimos días.

Divise por un momento la glorieta, mirando a mi alrededor, pude ver con claridad un lugar con sombra, y decidí por el momento sentarme ahí ya que la chamarra de cuero me estaba matando del calor, me senté en ese lugar y me quite la chamarra de cuero, escuchaba la música nerviosa de saber como era en persona mi cita.

-Naylea como eres, te gustare, me gustaras, te agradare, te reconoceré- mil preguntas se formaban en mi cabeza, pero aun así las horas transcurrían sin prisa, cuando yo quería que pasaran con más prisa, con más fluidez.

Por fin la tan esperada hora llego y ahí estaba Naylea, vestida con unos jeans una playera de un grupo “Therion” si mal no recuerdo. Ella me reconoció de inmediato ya que la noche anterior le había descrito como me iría, cabello suelto, y una cara que no imaginaba, me quede con la boca abierta de admirarla.

Reaccione a tiempo con lo que creo que ella no pudo ver, mi admiración por ella, me levante y pude ver que ella no dejo pasar la oportunidad de verme el pecho que yo tome importancia.

-y bien, que dices, nos vamos a tomar un café- dije yo.
-pues mejor dicho yo invito, ya que te hice esperar- contesto ella. Aunque al principio no me creía nada de sus palabras de que ella me compraría el café y mucho menos la comida camine junto a ella.

Llegamos a un café un poco famoso, ella me abrió la puerta y yo aun si creérmela entre al establecimiento.
-Que quieres amor?- ella me dijo. Con la misma cara de duda, sospeche que esta chica si iba en serio con respecto al café y muy seriamente con respecto a una relación conmigo.

Le seguí la corriente mientras la cita daba su rumbo, un beso no estaría mal ya que se me había antojado además de un café un beso de esta mujer, la que estaba enfrente de mi, hablando de lo que quería ser en lo que terminaba la preparatoria.

Estaba escuchándole, pero el beso, el deseo de un beso me poseía, me tenía a mil pensamientos por hora –Como serán sus labios, como es que son tus labios junto con los míos, Nay- eso lo tenía en el pensamiento y mas que nada el cuerpo me lo estaba pidiendo.

-Discúlpame tengo que ir al baño…-cosa que no era muy cierta-…si quieres acompañarme- le guiñe un ojo y con la voz que a veces me caracteriza.

Las dos nos levantamos y fuimos directo al baño, desgraciadamente la pena invadió a esta chica y se negó a entrar conmigo, cerro la puerta y me dejo en ese enorme baño color negro con luz baja, sola.

-Demonios Nay, lástima sino en este momento te hago mía- pensaba mientras me lavaba las manos y me refrescaba la cara.

-Demonios, Sam esta chica te esta gustando, pero como puede ser posible que esta chica te guste así de la nada, digo esta guapa y no le pide mucho a Rebecca, aunque la altura, pero pues es lo de menos- pensaba mientras secaba mis manos.
En mi mente sonó un beso, en mi realidad aun seguía en el baño. –Ah por que no- dije.

Abrí la puerta, ella estaba con la cara dudosa, me le acerque para darle el beso y ella entendió perfecto lo que quería, ahora en mi realidad sonaba el beso, ahora en mis labios pude juntarlos con los suyos, breve el momento del beso pero eterno en nuestros pensamientos.

El beso la sorprendió, pude notarlo en sus ojos, pero no me quedaba la menor duda de que lo había disfrutado. Salimos del establecimiento y caminamos hasta un lugar medio privado de la misma Zona rosa, que yo no era consiente de esa área hasta que ella me llevo hasta ahí.

Nos sentamos ahí en un pequeño rincón, que nadie ocupaba en el momento. –Recuerdas que te debo un masaje?- pregunto ella.
Sorprendida respondí –Si donde me pongo-
Ella se sentó y me señalo que me recargara en ella que le diera la espalda, así efectivamente lo hice y ella inmediatamente comenzó a darme el masaje que tantos años había pedido a una mujer, tantos años le había pedido al que esta en los cielos una mujer que me diera un masaje digno de diosas, esta mujer me estaba haciendo el amor con las manos por encima de la ropa y como era de suponerse la excitación dio su rumbo.

-Ah demonios, Sam- pensaba, sabia a lo que llevaba que esta chica me tocara la espalda. Desgraciada o afortunadamente esta chica me estaba poniendo a mil por hora en pocos minutos, y en esos pocos minutos cedí ante sus manos en mis senos, en pocos minutos ella encontró el camino de mis senos a mi entrepierna que era de esperarse que estuviese húmeda. Sentía la alegría que causaba en ella y ahora en mi, poder tenerme así totalmente dominada en sus brazos. En mera vía publica ella me hacía suya, como si no hubiese nadie que nos viera, así nuestra cita iba siendo un éxito rotundo, sus manos dominándome, sus labios sabiéndome a gloria, y así el tiempo pasaba, así mi corazón sanaba, así sintiendo felicidad inesperada.

Continuara…

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