Mientras la luz del día invadía la habitación, iluminando lo que había quedado de esa noche.
Uvas regadas por toda la habitación, un aroma a durazno que me invadía, otra más de las fragancias que no podía dejar pasar, su perfume, su cuerpo.
El día me estaba llamando a que le diera la bienvenida, pero por más que mis ojos se abrieran de par en par, la noche anterior había sido un completo sueño para mí.
Una habitación bastante cómoda debo de añadir, la ropa que llevaba aquella noche simplemente había desaparecido en sus manos, los besos proporcionados, las caricias hechas, el placer sentido, todo con un toque de amor pero a la vez de morbo.
No puedo negar que esa noche la estaba esperando desde el primer día de que la conocí, no conozco a ninguna persona que se pueda negar a tanta bellaza o podrían ser mis ojos que la veían con amor.
Amor, siempre me lo imagine como algo imposible para mi persona, era algo casi prohibido, igualándolo con las heridas de mi corazón.
Me acomode en la cama, sentía aun las respiraciones agitadas de nuestros cuerpos, los gemidos de nuestro placer, las palabras dichas con amor, los rasguños de placer, las mordidas proporcionadas.
Dos jóvenes de no mas de 25 años cada una, solo las dos en sus plenos veintes, como no disfrutar de lo que acababan de hacer en la noche, sentir la fricción de sus cuerpos, el calor de sus sexos, todo era como un sueño sacado de una fantasía atrapada en mis mas locos sueños, en mis idas a dormir diarias, en mi tan volátil imaginación.
Como negarse a tan bella mujer, como negarse a tan hermosos ojos, como decirle no a sus labios, manos o hasta caricias.
Palabras dichas, palabras tan simples como un –te amo.-
Suena simple a primera vista, pero el trasfondo de esas palabras son las que cuentan con el sentimiento. Y el acto hecho hace ya unas cuantas horas.
-Buenos días tigesito- dije a media voz cuando vi que ella abría sus ojos gracias a la poca luz que entraba.
-Buenos días tigesote, ¿como dormiste?- dijo ella en el mismo tono en el que yo.
-Mmmm pregunta capciosa…- me quede pensando un momento y sonreí al instante. -…pues como crees que dormí después de tanta actividad amor. Excelente.-
-Amor, tengo que hacer esta pregunta ¿eres feliz conmigo?- dijo ella.
Me quede impactada por la pregunta hasta que comprendí el por que de la misma, miedo. –Amor si no me hicieras feliz, no estaría aquí acostada, totalmente desnuda y exponiéndome a que tal vez cuando llegue a mi casa puedan matarme por lo que acabo de hacer-
Me levante de la cama, camine hacia una pequeña mesa. Tome algo del refresco que estábamos tomando en la noche –Amor, no se por que esto te prende, solo es azúcar con gas, sabor manzana.- le dije en tono de broma.
Camine directo a la cama, colocándome donde estaba ella acostada, me senté sobre ella totalmente desnuda.
-Eso también se te puede atribuir a ti hermosa, ya que tu eres la que se prende con el refresco de manzana y el olor a durazno.- le sonreí coquetamente, me le acerque a la boca y nos besamos.
Sonreí durante el beso mientras decía –Creo que de lo que nunca me voy a cansar es de tus besos.-
-¿tan solo de mis besos, que tal si hacemos que no te canses de esto también?- me tomo de la nuca, me beso con pasión desbordante, me recorrió con sus manos, las caricias eran espectaculares, sus besos se iban tornando de tiernos a apasionados con lujuria, me tomaba como la noche anterior.
Sonreí ante el acto –a alguien le dio el golpe de hormonas eh- me acostó inmediatamente y comenzó a recorrerme con los labios, con las manos, con todo su cuerpo. -…y al parecer el golpe es fuerteeeeee- ella ante mis palabras había hecho un contacto demasiado excitante como para no negarlo.
Las provocaciones eran fuertes, muy obvias como para dejarlas pasar, era exactamente como lo había soñado, por una simple provocación siempre perdía los estribos, con esa mujer era imposible que no los perdiera, temía demasiado que lo que estaba pasando fuese un sueño.
El morbo era demasiado, la lujuria desbordaba de mi cuerpo y quiero pensar que también del suyo, la fantasías que tantas veces me invadían se habían convertido en realidad, y sin embargo todavía el miedo ocupaba un lugar en mi mente.
El orgasmo se construía lentamente, mientras ella tenía mi cuerpo apresado entre sus manos, mi boca estaba ya seca por tan constantes gemidos y la respiración agitada, pero no podía detenerme, ella no me daba descanso no me daba ni siquiera un momento para respirar y sinceramente no quería que me diera respiro, quería que ella sintiera que era suya en ese momento, y si lo era, lo sigo siendo, aparte de que en esos momentos no podía pensar en nada ni en nadie.
De sábado a domingo, los días que siempre escogíamos para nuestros encuentros.
“un amor hecho sueño…” pronunciaba entre mis sueños, entre mis pensamientos.
Cuanto mas duraria mis orgasmos con ella, la verdad no quería saberlo ya que eran fantasticos, los momentos locos eran en los que mas cuerda me sentía, en los que mas cuerda podía estar.
Locura podría decir, pero que es la extraña sensacion que tengo en la piel al tener contacto con sus labios, cuello, manos o hasta cuerpo.
Extrañas las sensaciones que tengo en el dia, divinas las historias que he podido contar pero que he dejado en silencio, por que quiero y solo quiero tenerlas para mi, no por nada soy una dama, nunca he de decir nada de lo que hemos hecho en esa habitacion de hotel.
Estaba segura que iba a casarme con ella, ademas de que la comunicacion era excelente las risas eran mi perdición ya que con eso siempre lograba no hacerme enojar.
Un miedo siempre me invadía, el odio de las demas personas y mas de las parejas anteriores de las dos.
En la mañana sono el celular de una de nosotras.
-bueno...- conteste -...quien habla?- pregunte dudosa.
-No dire quien soy nada mas digo, que sabemos donde estas, y que sabemos con quien estas, no intentes nada por que la vida de las dos corre peligro si intentas algo despues de esta llamada-
colgaron y me quede impactada y temí por la seguridad de ella.
Continuara....
Continuara……
